martes, 13 de enero de 2009

Tren al Oeste

Subo a un tren repleto y me siento entre otros pasajeros con mochilas, en el suelo cerca de una ventana...trato de no parecer perdida, pero la verdad no se que me espera en este viaje.
Miro por la ventana como pasan los distintos paisajes, esperando que me marquen el tiket y el controlador se acuerde de mi cara y no me pregunte en cada estación, hasta que me duermo...despierto por la lluvia, ya deberíamos estar por llegar. Llamo y nos ponemos de acuerdo para encontrarnos.... hace años que no nos vemos, no conozco esa ciudad, no sé donde tomar el bus y quizás sea un poco incomodo el reencuentro, mi estomago se aprieta.
Me espera en el paradero bajo un paraguas que apenas alanza para las dos, en un abrazo parece que el tiempo desde el colegio no paso nunca. Al fin hablar en mi idioma, al fin poder decir que extraño el mar.
Su casa es un oasis porteño chilensis en medio de un puerto germano, en la entrada una pequeña bandera me saluda....nos quedamos despiertas hasta las seis de la madrugada poniéndonos al día, riendo, fumando, es de esos momentos en que la realidad de los últimos años parece una mala película y crees estar aún en el pasado. Arreglamos los últimos detalles y salimos temprano a dar una vuelta por las calles de Hannover, un resumen, una pincelada antes de empezar el viaje. Es extraño como la vida nos separa geográficamente y un capricho del destino nos une nuevamente, de las dos, yo era la que quería volver, vivir en Europa, ella la que bailaba salsa todos los fines de semana y deslumbraba con su cabellera rubia en los bares de Valparaíso, nunca se supuso que fuera al revés, que ella fuese la anfitriona y yo la latina de visita..... Sentada en el suelo de su improvisado departamento, siento ansias, envidia y la sensación de libertad, las ganas de vivir esta vida pasajera, ser nuevamente un pájaro sin rumbo, sin raíces, sin hogar. Es raro como a ratos nuestro subconsciente nos revela partes de nosotros mismos que hemos sido programados, criados a negar. Toda la vida en pos de seguridad, mi afán de hogar, mis manías de orden y todo eso...de un momento a otro son sólo una mala anécdota y una niebla en mi mente no me deja distinguir realmente cual de estos pensamientos soy yo en verdad...... somos sólo uno alguna vez? o somos siempre lo que dejamos atrás?o lo que aún no logramos??

1 comentario:

Anónimo dijo...

somos lo que dejamos atras... jum... frase con tintes a Bono, pero que me deja pensando; supongo que los reencuentros no merecen llamarse como tal cuando nunca has estado realmente alejado, no lo se bien en realidad... creo que es al revés, lo que queda atrás es lo que ya no es parte de nosotros, aquello que no se añora ni se recuerda, aquello que no se necesita ni se necesitará... jum, díficil... a veces no es uno quien decide quien no sigue en el camino...

frase del día