lunes, 25 de septiembre de 2006

desde Avalon

"Abrázame, noche benigna y arrástrame con tus alas hasta el amanecer. Escóndeme entre tus sombras, donde ningún alma viviente pueda hallarme. Allí, en ese lugar oscuro, donde mis lágrimas queden ahogadas entre tus nieblas. Donde mis suspiros se confundan con el murmullo del viento acariciando los árboles, moviendo sus ramas y arrancando sus hojas, como arranco los sentimientos de mi corazón y los arrojo lejos, en el abismo, en un loco sueño que me embriaga el sentido, me deja vacía y me llena de olvido. Extiéndeme tus brazos, noche, Y haz de mí, oscuridad. Apaga mi luz hasta el alba, y resucitaré mi aliento con el nuevo día, con la primera gota de rocío, limpia, fresca y perenne como el primer amor. Acógeme en tu reino, madre, y te entregaré todo cuanto poseo: Tristeza, pena y muerte. Muerte en el alma. Desierto en el corazón. Hielo en el pensamiento. Haz tuya toda esta oscuridad y regrésame al mundo en un nuevo nacimiento. Porque en el silencio de tu seno, he aprendido que no hay dolor ni amor que duren para siempre." Morgana le Fay, las nieblas de Avalon

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